La Tercera Revolución Industrial es un libro escrito por el economista
Jeremy Rifkin, un libro donde se trata un proceso que es inevitable y que ya comienza
a tener efecto en nuestra sociedad y nuestro futuro.
Como sabemos cada revolución industrial estuvo caracterizada por la unión
de una tecnología energética y una de comunicaciones. En la primera fue la unión
de la máquina de vapor, como tecnología energética, con la imprenta, como herramienta
de comunicación. En el caso de la Segunda Revolución Industrial fue la máquina
de combustión interna basada en el petróleo y los combustibles fósiles como tecnología
energética y la distribución eléctrica como tecnología de comunicación. En el
caso de la Tercera Revolución Industrial une las energías renovables como es la
solar, la eólica con Internet o una red eléctrica basada en los principios de Internet como la herramienta de comunicación.
Rifkin considera como un hecho innegable el agotamiento
de los combustibles fósiles, que el hallazgo de nuevos yacimientos no puede
hacer otra cosa que retrasar ligeramente. La respuesta, tanto para conseguir
una energía virtualmente inagotable, como para lograr eliminar los efectos
climáticos y medioambientales, está en las energías verdes y renovables: solar,
eólica, mareomotriz o biomasa.
Sin embargo, este tipo de energías tienen alguna característica que las
hace diferentes de las tradicionales basadas en combustibles fósiles o,
incluso, de la nuclear. Por un lado, son energías 'intermitentes', es decir, no existe una producción continua y
fácilmente gestionable, sino que depende de efectos ambientales como el mayor o
menor número de horas de sol o de ráfagas de viento. Además, son 'distribuidas', es decir, aunque es
posible construir, por ejemplo, parques solares o eólicos, lo cierto es que no
es viable construir infraestructuras centralizadas basadas en estas energías de
suficiente tamaño como para satisfacer unas necesidades globales.
Por eso, a las nuevas energías renovables, Rifkin une el concepto, y
parcialmente la tecnología, de Internet y aboga por un modelo distribuido.
Se trata de que todas las casas se conviertan en pequeñas mini centrales
solares, eólicas, etc., que puedan autoabastecerse total o parcialmente. Cuando
su propia generación sea insuficiente, obtendrían energía adicional de la red
eléctrica y, por el contrario, cuando presenten excedentes, lo entregarían a
esa misma red eléctrica. Esto, sin embargo, precisa un nuevo tipo de red
eléctrica, la red eléctrica inteligente o smartgrid basada en Internet.
No olvida Rifkin, tampoco, la
problemática del transporte, muy en especial de los coches. Por ello, apuesta
también por los coches eléctricos y el desarrollo de tecnologías de
almacenamiento, basadas en la tecnología del hidrógeno o similares para
aumentar la autonomía.
Con todo ello, el modelo de energético-industrial de Rifkin, se apoya en cinco
pilares:
1.
Cambio
del régimen energético actual basado en los combustibles fósiles por uno basado en las energías sostenibles,
para ello el peso de
las energías renovables en el mix energético debe ir aumentando.
2.
Los edificios,
especialmente las viviendas y los edificios públicos deberían ser transformados en mini centrales
productoras de energía renovable, mediante paneles
solares, pilas de hidrógeno, pequeños aerogeneradores, etc.
3.
La
instalación de pilas de hidrógeno y otros sistemas de almacenamiento de energía en
cada vivienda y edificio público permitiría el almacenamiento de la
energía renovable generada y no consumida en el instante, asegurando así un suministro seguro y
continuo de energía verde que cubriera la demanda.
4.
Utilizar la avanzada tecnología de comunicación de Internet para convertir la red
eléctrica en una red inteligente utilizada por millones de personas para enviar y recibir la electricidad generada en
sus edificios.
5.
La renovación de la flota
de transporte por carretera por
vehículos propulsados por pilas de combustible de hidrógeno que
sería generado en las viviendas y edificios. Sería
necesario también crear una red de estaciones de recarga donde los
ciudadanos pudieran comprar y vender la electricidad necesaria.
La propuesta
que nos hace Rifkin en su libro es interesante y propone un cambio energético
muy importante, tanto para el medio ambiente como para la economía y la
sociedad. Pero también hay que ser consientes que es muy difícil de lograr,
debido a los altos costos que hoy en día tiene la implementación de este tipo
de energías y que además en mi opinión hasta que no sea agote el combustible fósil
será muy difícil que las empresas más importantes de energía hagan una gran inversión
en la investigación e implementación de este tipo de energías renovables.